Nuestro compromiso por la educación y la cultura

Nuestro compromiso por la educación y la cultura

El progreso en la cultura “ayuda a la aparición de una personalidad inteligente, en las mejores condiciones posibles para ser feliz, y que tiene su prolongación en una pedagogía de la posibilidad, de la creación y de los recursos personales” (José Antonio Marina, La inteligencia fracasada, teoría y práctica de la estupidez.).
Para ello, es necesario avanzar hacia la participación e inclusión de la cultura en distintos espacios sociales en los cuales se puedan generar nuevos procesos de creación y recreación, contagiando a las personas el deseo y la ilusión por aprender de una forma distinta, siendo partícipes de su propio desarrollo humano y de su formación permanente.
La labor de educar se presenta como un desafío constante en casi todos los ámbitos de la vida. No sólo desde la educación formal que es la llevada a cabo por los centros escolares y educativos atendiendo a una reglamentación oficial, sino también desde la educación no formal y la informal. La educación no formal, puesta en marcha en museos, centros de exposiciones, bibliotecas, etc., realiza, al margen de la oficialidad, una pedagogía más experimental, mientras que la informal, recibida en casa, en la calle, en los medios de comunicación o en Internet, nos instruye, podríamos decir, sin darnos cuenta.
Por otro lado, el ocio ocupa un papel dominante en los nuevos modos de vida y ha ido desarrollando diferentes prácticas acordes con la sociedad. No obstante, no ha sido considerado siempre de la misma manera. En un principio, y muy cercano a una idea negativa, el ocio ha estado relacionado con la “ociosidad”. Sin embargo, en la actualidad, lo vemos como un factor importante para constituir la formación del individuo.
En una cultura contextualizada, entendiéndose ésta como las experiencias de una comunidad, de un barrio, de un colectivo o de un individuo, el ocio se hace visible a través de aquellas vivencias o actividades que se realizan libremente por la satisfacción o placer que éstas conllevan a través de las cuales, la persona descansa, disfruta y se desarrolla plenamente.
La vivencia de un ocio cultural ayuda a la libre expresión, autorrealización y autodesarrollo personal. Dentro de esta idea y vinculado a nuestro espíritu de aprovechar la vivencia del arte dentro del tiempo de ocio, confiamos en que las libres expresiones en materia artística contribuyen al desarrollo integral y armónico del individuo, apoyando el potencial creador, la sensibilidad y la capacidad de expresión personal.
Desde Caligrama pretendemos, a través de nuestros programas socioeducativos, adquirir un firme compromiso con la cultura y, por extensión, con el ocio cultural, haciendo accesibles a todos los públicos el arte y el patrimonio mediante un acercamiento didáctico, personal, dinámico y divertido.
Para conseguirlo, nos proponemos cumplir los siguientes objetivos:

  • Acercar el mundo de la cultura a un amplio espectro de público, tanto especializado como no especializado.
  • Sensibilizar acerca de la importancia del patrimonio artístico y cultural y su conservación.
  • Dar las claves para comprender el lenguaje visual empleado en las distintas manifestaciones artísticas, desarrollando el sentido crítico y la apreciación estética.
  • Potenciar la experimentación y el diálogo en torno al arte y la cultura.
  • Desarrollar capacidades y actitudes personales creativas.
  • Fomentar una educación en valores.
  • Generar un ambiente participativo que ayude a crear entornos de respeto y colaboración.

Con el fin de alcanzar los objetivos expuestos, ponemos en marcha una metodología activa y participativa basada en el diálogo, que renuncia a una línea puramente discursiva a favor de fomentar una interactuación entre el público participante y el educador, convirtiéndose este último en mero mediador.
Nuestras actividades se basan en la pedagogía crítica, procurando que cada participante sea constructor de su propia experiencia, partiendo de su bagaje cultural, el aprendizaje significativo, la reflexión, creando micro-narraciones complementarias que hagan de la actividad una experiencia mucho más enriquecedora.
Y es que, no hemos de olvidar que “la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella, el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones y crea obras que lo trascienden” (declaración de 1982 de la UNESCO).

Dña. María Redondo Solance y Dña. Stella Maldonado Esteras, del Equipo Caligrama Proyectos Culturales, Profesoras en el MPC del Módulo M.2., Espacios y equipamientos para la comunicación cultural.

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