Crisis Cultural, Oportunidad y Creatividad.

Si hay una palabra que estamos algo cansados de oír en este contexto de crisis de todo y para todos es Oportunidad. Desde que alguien comentara que para la cultura china, Crisis significa “Oportunidad”, parece que no hay noticia o negocio en el que no se mencione a la misma. No se trata solamente de una palabra, es algo más que incluso un manual de autoayuda para desempleados. Cuando hay crisis real es cuando deben aparecer la creatividad, la imaginación y de ahí la mismísima Oportunidad, entendida esta como el momento, la ocasión de hacer algo tomando como punto de partida y ventaja la situación existente. Pero no seamos tan crípticos y centrémonos en lo que estamos viviendo como gestores culturales y de las oportunidades que ofrece el sector cultural.

Las cifras de la cultura este año han sido especialmente significativas. Sabemos cómo bajaron los presupuestos generales del estado (PGE). Conocemos de cerca la caída del número de las programaciones artísticas, de cómo algunos museos se han visto obligados a cerrar sus salas o reducir sus horarios de apertura y, por si fuera poco, la subida del IVA ha encarecido el precio de los espectáculos. La partida general de los PGE destinada a Museos paso de 204,78 millones a 177, 51 millones en 2012, la Dirección General de Industrias Culturales y del Libro perdió en 2012 un 22% de su presupuesto anterior, el Teatro Real un 15%, el Instituto Cervantes un 5,4%, todo ha indicado que no hay más inversión en cultura sino reducción drástica.

Llegados a este punto, podríamos preguntarnos: ¿Qué se puede esperar en el sector cultural cuando se está soñando que ocurra algo que solucione los problemas de financiación?

La respuesta es que no podemos esperar nada. Nadie va a venir a incrementar los PGE por arte de magia, ningún extraterrestre va a solucionar los problemas económicos mundiales. Se trata de dejar de esperar y empezar a actuar.

Actuar como gestores culturales activos es una oportunidad y una responsabilidad que se nos ofrece para tomar el relevo del Estado. El propio Gobierno habla de un nuevo modelo para la financiación de la cultura. Este nuevo modelo se construye sobre la idea de que el sector público se vaya retirando y su hueco lo ocupe la financiación privada. Son los propios gestores los que tienen que dejar de acudir a lo público para sacar adelante sus proyectos. Para trabajar en esta línea de cambio de modelo, hace tiempo se prepara la nueva Ley de Mecenazgo que a la vista de las críticas vertidas, no dará respuesta a todas las necesidades del sector.

Hay quienes piensan que esta ley favorece la entrada en escena del “particular” como actor principal, pasando lo “publico” a un papel de secundario o figurante en el peor de los casos. Tiene en su contra el innegable hecho de que España no tiene la tradición de mecenazgo tan fuertemente arraigada e interiorizada en el caso de los países anglosajones.

En nuestro país existe un gran desconocimiento de la figura del coleccionista, y escasa tradición de coleccionismo entre otras razones. Pero actualmente existen coleccionistas y mecenas que ya están demostrando su buen hacer en la cultura y que están lejos de representar el cliché de personajes caprichosos, y calculadores.

La colección Patricia Phelps de arte contemporáneo latinoamericano es un buen ejemplo de ello. Precisamente ahora, parte de su colección se expone en el Museo Reina Sofía, en una muestra comisariada por Borja-Villel. Patricia Phelps es además patrona de este Museo así como del MOMA de Nueva York. Su formación y trayectoria cultural la alejan de los estereotipos que se pueden tener acerca de un mecenas. Con su colección y programas asociados a otras instituciones, intenta acercarse a los jóvenes artistas que están lejos de los circuitos relevantes del panorama artístico y de esa manera, se da entrada a nuevos valores, comprando y poniendo en valor sus obras.

Pero el coleccionista que más llama la atención es el holandés, Han Nefkens, afincado en Barcelona, que ha creado un premio internacional de arte contemporáneo dotado con 50.000 euros. Con este premio intenta promocionar y dar a conocer artistas que pese a tener una carrera prometedora, no han entrado todavía en el sagrado circuito de los Museos. Lo más interesante de Hans Nefkens es que no concibe sus obras de arte como una posesión, sino que desea compartir sus obras. Define su colección como “una pasión privada pero con un beneficio público”. En una entrevista declara que “el arte es un reflejo de nuestro mundo hecho para el mundo y cuanta más gente lo vea mejor”. Este coleccionista no guarda, sino que cede su obra a los Museos: se puede ayudar más apoyando a los museos ya existentes. La Fundación Hans Nefkens tiene como fines impulsar la creación artística, estimular la producción de obras de arte y facilitar el intercambio de experiencias artística en Barcelona.

Estos dos ejemplos nos muestran que existen personas, fundaciones con vocación de ayudar al sector cultural, y de canalizar su ayuda vía cesiones, préstamos, premios y patrocinios. El gestor cultural debe encontrar la manera de relacionarse con ellos: aprender a saber pedir y presentar proyectos desde el punto de vista de la innovación, de la creatividad y de la excelencia.

Este nuevo modelo al que se apunta, es un cambio de mentalidad no solo para el artista que no será ayudado por lo público, sino para el programador y para todo aquel que desee realizar un proyecto. La figura del Fundraiser se consolidará como un profesional en la captación de recursos, llenando un hueco que se halla casi vacío. De igual manera, con este cambio de mentalidad, la sociedad deberá acostumbrarse a que se le pida, implique y, por tanto, contribuya de manera activa a financiar la cultura que consumen todos.

La crisis del modelo cultural no implica crisis de ideas. Lo que hay es oportunidad para actuar. Esto es posible porque tenemos Creatividad.

Dña. Marisa Villén Fiz – EnCuadro Gestión Cultural.

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